Noche más que interesante de potente y melódico Hard Rock la que se presentaba en la ciudad condal de la mano de toda una promesa de la escena como los británicos BIGFOOT, y una realidad que va asentando a pases agigantados su privilegiada posición dentro del género, los suecos ECLIPSE. Si su actuación en la pasada edición del ROCK FEST BARCELONA sirvió para añadir un buen puñado de fans a sus filas y confirmar su talento entre todos sus seguidores, lo de esta noche sería el bautizo definitivo como una de las formaciones con mejor directo.
A pesar de su juventud discográfica, BIGFOOT consiguieron algo de lo que en estudio me habían dejado a medias, gracias a un directo intenso, enérgico y muy divertido, y es que hay que ver las tablas que demuestran el quinteto a base de golpe de buen Rock. No faltaron temas de sus anteriores EPs como «Run» o la pegadiza «Bitch Killer» que despertó un gran interés ante una audiencia que les recibió con los brazos bien abiertos.
Resultó indudable el carisma que desprendía un activo Antony Ellis sonriendo de un lado al otro del escenario y tremendamente comunicativo, mientras sonaban cortes de su reciente LP como «Karma», «The Fear» o la preciosa «Forver Alone», siempre bien secundado por la imponente presencia del dueto de guitarra que forman Sam Miller y Mick McCullagh. Oiremos hablar mucho de esta banda en el futuro, no me cabe ninguna duda.
Con gran puntualidad saltaron a escena los reyes de la velada, ECLIPSE, un grupo que ha experimentado un gran crecimiento en el último año a base de mucho trabajo, talento, y un gran disco bajo el brazo, todo un «Monumentum» al Hard Rock (perdón por el chiste fácil). «Vértigo» ponía el pistoletazo de salida a un show de muchos quilates, directo y repleto de melodía, que no tardó de convencer al respetable. Poco tardaron en aparecer los clásicos de la banda como «Bleed and Scream», haciendo botar a toda la sala que presentaba una más que notable entrada, «The Storm», la pegadiza «Wake Me Up» o la cañerísima «Jaded», en la que ese portento de talento musical llamado Erik Martensson invitó al técnico de guitarras de la cita a unirse a ellos en el escenario. Intachable la actitud, cariño y agradecimiento con la que los suecos nos trataron a lo largo de todo el evento, y es que, afortunadamente, talento y humildad en ocasiones se dan la mano.
Emotivo momento el que viviríamos al compás de la deliciosa e intensa «Hurt». No es de extrañar que sea una de las composiciones favoritas del carismático frontman, y es que no es para menos. Poco le tiene que envidiar, en una tesitura más rockera pero sin perder un ápice de melodía, la brillante «S.O.S.» que puso de manifiesto que habíamos venido a divertirnos y nada lo iba a impedir. Philip Crusner demostró su buen hacer tras el bombo, en un corto solo, casi inevitable pero convincente, a la que le siguió una inesperada «Caught Up in the Rush» que dejó patente la buena pareja que forma a cargo de la base rítmica con el bajo de Magnus Ulfstedt. Si algo podía ablandarnos era un set acústico, y decidieron atacar con un trio ganador que recorría sus antiguos lanzamientos discográficos al ritmo de «Live Like I’m Dying», «Wide Open» y ese caballa ganador que lleva por nombre «Battlegrounds», uno de los clásicos de los suecos.
El reconocible arranque de «Downfall of Eden», una de las mejores canciones de su nueva obra y una de las favoritas del talentoso guitarrista y compositor Magnus Henriksson puso la sala patas arriba gracias a su potente melodía y su tremendo estribillo. Rozarían la densa oscuridad con su reciente «Black Rain» que culminaron con un corte instrumental que dejaba claro, por sino lo habían hecho ya, la calidad que poseen al mando de sus correspondientes instrumentos. A su vez, serviría como perfecto preludio a otra pequeña mirada a su pasado más reciente con «Blood Enemies» o le pegada de «Stand On Your Feet», que seguía levantando la máxima expectación y actividad entre su nada despreciable cantidad de seguidores que esa noche se habían dado cita en la céntrica sala de la ciudad. Y así, como el que no quiere la cosa, nos acercamos al primer y única bis de la noche.
Hay un quedaban temas en el tintero, Erik lo sabía, y no dudaron en volver al escenario con una pieza melódica que perfectamente podría definir lo que es el Hard Rock melódico. «I Don’t Wanna Say I’m Sorry», ¿Os suena? Debería. Con «Never Look Back» harían la última concesión a su «Monumentum», precediendo a lo que sería la última descarga de la noche, el irónico «Runaways» que pondría el punto y final a un concierto de esos de los que uno sale plenamente convencido, satisfecho, y de la que queda un bonito recuerdo para un año que ya llega a su fin. ECLIPSE dieron un puñetazo definitivo, contundente a la par que delicado, para demostrar que son uno de los pilares del género en la actualidad, algo de lo que a nadie le puede quedar ninguna duda después de haber sido testigos del espectáculo tan sobrio como sincero que tuvimos enfrente. ¿¡Qué les dan de comer a estos suecos!?
Texto y fotos: Lluís «DiMu» García
Fecha y lugar: 10 de Diciembre, Sala Razzmatazz 2, Barcelona
Promotora: RockNRock