Curiosidad y ganas de ver por primera vez en solitario a uno de nuestros personales favoritos de la pasada y aclamada edición de Operación triunfo. El canario Agoney demostró en su paso por el programa poseer una voz portentosa en cuanto a notas mas altas y agudas y a su vez adaptable a otra clase de sonidos mas adaptables. Pero, ¿le haría justicia el directo en una sala de condiciones más austeras? No estábamos dispuestos a perdérnoslo para averiguarlo.
El primer golpe de impresión nos lo encontramos a las puertas de la sala. La nerviosa cola de público da literalmente la vuelta al edificio de la Apolo. No nos creíamos que en la renovada sala [2] fuese a caber tantísima gente, pero así fue. Y debo decir que estuvimos mas que a gusto. La remodelación le ha venido que ni pintada a la sala y pese a haber colgado el cartel de sold out esa misma mañana, pudimos respirar y disfrutar del concierto sin problemas. Eso si, no luchamos por las primeras filas, pues era obviamente tarea imposible.
Tras casi una hora de espera aparece en la pantalla tras el escenario una cuenta atrás con la cara de nuestro triunfito iluminada en neón. Aquello empezaba a oler a producción, y la verdad es que todo el concierto hizo bastante gala de una planificación pensada a lo grande. Los nervios palpitaban entre el respetable, y a diez segundos del inicio la cuenta atrás empezó a corearse en voz alta.
Allí estaba para deleite de los eufóricos fans. Vestido con un look austero y algo menos de eye-liner de lo que acostumbra Agoney nos recibía a golpe de mini medley de Beyoncé y sonrisa sincera. Lo primero que nos llamó la atención fue la falta de una banda de acompañamiento. La música era lanzada directamente desde la mesa de sonido. Tras ver el set list elegido entendemos que era difícil traer a una banda con instrumentistas suficientes para tan variopinto repertorio, pero no podemos negar que nos restó unos puntos de emoción. Sin embargo, pasada la sorpresa inicial nos dejamos encandilar por el buen hacer del artista, que además vino acompañado por viejos conocidos: los cuatro bailarines que le acompañaron en su edición con los que sabemos que ha adquirido buena relación. Y se notaba, pues había una conexión entre todos ellos que aportó muchísima intensidad a los números en que ellos tomaban parte, como este inicio por todo lo alto.
Tras este despegue tan sonado el concierto pasó a términos mas emotivos e íntimos. Aún siendo la voz de Agoney perfecta para la interpretación de temas pop fiesteros, es de mencionar la intensidad que consigue en baladas mas introspectivas y momentos calmados. Nos puso la piel de gallina interpretando temas como “SOS d’un Terrien en détresse”, Libertad, “Never enough”o el magnífico dueto acústico que formó con el pianista Pau Martínez, al que invitó a tocar en el concierto tras quedar prendado por una interpretación que hizo de su single “Quizás”. En este dueto si que, obviamente, intervino un piano, y juntos interpretaron “Si tú no estás aquí” de Rosana y un cacho “Boig per tu” de Sau, interpretada en catalán como detalle para únicamente para su concierto en Barcelona. Sin duda uno de los momentos cumbre de la noche de entre los que quedaban por llegar.
La segunda mitad del concierto desató la fiesta ante un público que pese a estar emocionado y coreando cada letra continuamente, estuvo especialmente estático, desconocemos el porqué.
Sin embargo, esto no fue impedimento para la emoción cuando Agoney interpretaba temas mas movidos como “Sky full of stars”, “Without you” o “Where have you been all my life”, acompañada de numerazo de baile y proyecciones de agitada geometría. Sin embargo, el momento cumbre llegó con la anunciada sorpresa. Alfred García aparecía en escena para interpretar junto a su buen amigo la mágica “Somebody tol ove” de Queen, haciendo explotar al público en absoluta euforia y consiguiendo moverlo sin mayor problema en el puente final antes de la última subida de tono en que ambos demostraron que no tienen problema alguno con las notas más altas.
En términos de emoción y vello de punta las que se llevaron la palma fueron la ya mítica interpretación de “Rise like a Phoenix” y la sorpresa que fue “Love on the brain”, que ganó enteros al estar presente Amaia entre los asistentes. Recordemos que su interpretación le otorgó otro momento de gran reconocimiento en su concurso.
El numero por antonomasia de Agoney, “Eloise”, ponía punto y final a la parte principal del concierto. Gran mérito al conseguir hacer entrar tan ostentosa coreografía en un escenario tan reducido como el de la [2]. No faltó detalle a reconocer por los fans.
Un comunicativo Agoney nos anunciaba la llegada del final en forma de bis. Nos comentaba también que esa misma tarde había acabado en el hospital, ya que llevaba unos días enfermo. El público aplaudió aún con mas fuerza, pues, un concierto totalmente a la altura teniendo en cuenta dichas circunstancias, que de no habérnoslas contado él mismo, no nos hubiésemos dado cuenta.
El punto y final llegó con la esperada “Purple rain”, canción que como sabemos Agoney cantó en el casting y le mereció la entrada en el programa, y finalmente llegó el momento de descubrir si su ingle conservaba la potencia y la frescura en los directos. La respuesta es: si. “Quizás” arrancó al público a bailar y nos dejó con un buen sabor de boca maravilloso para un fin de concierto a la altura de las expectativas.
Como ya he dicho: Agoney tiene todo lo necesario para convertirse en una estrella si encamina bien su carrera. Por el momento la cosa está funcionado como es debido, y estoy seguro que un poco mas de rodaje en los directos le van a convertir en el amo de su escenario. Ojalá su futuro sea tan prometedor como aparenta.
Texto: Titus Ferrer Bellés
Fecha y lugar: 8 de Diciembre, La (2) de Apolo, Barcelona
Promotora: Shows on Demand